RELATOS

 

Diploma entregado en la Aznarcón de Vigo © Carlos Quintana, 2005

Diploma entregado en la Aznarcón de Sevilla © Carlos Quintana, 2007

 

El relato no es precisamente mi especialidad, pero no he podido resistirme a hacerlo, y en el futuro añadiré links para descargarse algunos:

 

Círculo (tercer premio del concurso Barbara Watt de relatos)

Supervivientes

El sueño de Izrail

El fin del bucle

El prisionero

Tridente

Historias perdidas

Un recuerdo imposible

Negro amanecer

Las criaturas de la noche

Regreso a Nahum (tercer premio Barbara Watt 2007)

Cita con la muerte

 

Por último, aunque no se trata exactamente de un relato, adjunto el homenaje que escribí al conocer el fallecimiento de Pascual Enguídanos Usach (GHW, creador del universo de la Saga de los Aznar) el pasado 28 de marzo de 2006, no por su calidad, sino por su sentimiento.

 

Te imagino sentado frente a tu máquina de escribir. A un lado, tus notas... al otro, tus pulcros y detallados esquemas en papel milimetrado.
Sabías que bastaba únicamente imaginación y tiempo para lograr unas sencillas historias que pudieran venderse por el módico –o no tan módico en aquella época- precio de cinco pesetas; de un duro. Aquellas grandes monedas con el rostro de alguien cuya censura te esforzabas por esquivar, realizando fintas imposibles que te permitiesen hablar de tu sociedad utópica.
Pero tú querías más...
No te bastaba con distraer, ni tampoco querías perder el rigor para lograr aventuras más espectaculares. ¿Era acaso tu intención que tus novelas, lejos de ser un entretenimiento puntual, fueran capaces de sobrevivir a su creador? Si eso era lo que pretendías, Pascual, lo has conseguido, porque aquí estoy yo, uno de tantos que te leen, imaginando de nuevo una historia dentro de tus historias. En este momento, me encuentro en la cabina de un caza omega... sí, Pascual, te tomé prestados tus omegas y desde uno de ellos lloro ahora tu muerte y me siento tan vacío como el espacio hasta el que supiste transportarme con tu obra.
Te veo escribiendo en ese cuarto que imagino con la imaginación que tú ayudaste a desarrollar, pero sé que tu mente y tu alma nunca estaban allí. Aquella habitación, tu pueblo, tu país... el mundo era demasiado pequeño para ti y por eso viajabas por la inmensidad del espacio y nos trajiste hasta este minúsculo grano de arena que gira sin cesar alrededor del Sol las maravillas que ibas descubriendo. Y supiste hacer que también nosotros viajásemos contigo.
Es curioso, Pascual, pero visité Venus antes de cruzar las fronteras de mi país por primera vez. Viajé en un caza delta antes de montar en un avión.
Me enamoré de...
¡qué más da de cuál de tus personajes femeninos! Mucho antes de hacerlo de una mujer de verdad.
Ya no estás... pero estás.
Quería contarte, Pascual, que mi hija leyó Los hombres de Venus medio siglo después de que tú te decidieras a escribirla. Que tu obra es algo que compartimos como un íntimo secreto, y que nos une porque es algo nuestro, de los dos...
Gracias por todo, Pascual, y disfruta de las maravillas que a buen seguro estás contemplando en este instante. Yo, cada vez que alce mi rostro hacia el cielo estrellado, prometo volver a agradecerte lo que has logrado hacerme sentir.
Sólo una cosa más; por favor, busca a la persona que hizo que te conociera. Está allí también y le echo mucho de menos. Cuéntale que escribiste una segunda parte de la Saga y que yo también aporté mi granito de arena escribiendo sobre tu universo y le puse su nombre al protagonista. Sé que eso le hará sentir orgulloso de mí.
Hasta siempre, Pascual.
Nos vemos en Valera...